La paciencia es difícil de conseguir en el acelerado mundo de hoy, pero es una virtud clave para desarrollar un carácter piadoso y la fecundidad espiritual.

Estos versículos bíblicos sobre la paciencia nos enseñan que Dios es paciente con nosotros, a pesar de nuestro pecado y nuestra incapacidad. Debemos esperar pacientemente en el Señor para obtener fortaleza en tiempos difíciles.

A medida que aprendemos a entregar nuestras vidas a la guía del Espíritu Santo, Dios produce paciencia en nosotros permitiéndonos soportar las dificultades con gratitud.

También se nos instruye a ser pacientes al servir a Dios y a los demás, confiando en que a su debido tiempo Dios producirá una cosecha espiritual para aquellos que son fieles y pacientes al servirle.

Dios es paciente

Salmo 103:8

El Señor es misericordioso y clemente, lento a la cólera y abundante en misericordia.

Isaías 30:18

Por eso el Señor espera tener piedad de ti, y por eso se exalta para mostrarte misericordia. Porque el Señor es un Dios de justicia; dichosos todos los que esperan en él.

Joel 2:13

Y rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras. Volveos al Señor, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, lento a la cólera y abundante en misericordia, y se apiada del desastre.

Romanos 2:4

¿O presumes de las riquezas de su bondad, de su tolerancia y de su paciencia, sin saber que la bondad de Dios está destinada a conducirte al arrepentimiento?

2 Pedro 3:8-9

Pero no paséis por alto este hecho, amados, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento.

Espera en el Señor

Salmo 27:14

Espera en el Señor; sé fuerte, y que tu corazón se anime; ¡espera en el Señor!

Salmo 40:1

Esperé pacientemente al Señor; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.

Salmo 37:7

Quédate quieto ante el Señor y espérale con paciencia; ¡no te inquietes por el que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo malas maquinaciones!

Isaías 40:31

Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.

Romanos 8:25

Pero si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos con paciencia.

Cómo convertirse en una persona de carácter paciente

Proverbios 14:29

Quien es lento para la ira tiene gran entendimiento, pero quien tiene un temperamento precipitado exalta la insensatez.

Proverbios 15:18

El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse apacigua los pleitos.

Proverbios 16:32

El que es lento para la ira es mejor que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.

Eclesiastés 7:8-9

Mejor es el fin de una cosa que su principio, y mejor es el paciente de espíritu que el soberbio de espíritu. No te apresures en tu espíritu a encolerizarte, porque la ira se aloja en el seno de los necios.

Romanos 12:12

Alegraos en la esperanza, sed pacientes en la tribulación, sed constantes en la oración.

1 Corintios 13:4-5

El amor es paciente y bondadoso; el amor no envidia ni se jacta; no es arrogante ni grosero; no insiste en salirse con la suya; no es irritable ni resentido.

Gálatas 5:22-23

Pero el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre y dominio de sí.

Efesios 4:2-3

Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros con amor, deseosos de mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Colosenses 3:12

Revestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de corazón compasivo, de bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.

Santiago 1:19

Sepan esto, mis amados hermanos: que cada persona sea rápida para escuchar, lenta para hablar, lenta para la ira.

Ser paciente al servir a los demás

1 Tesalonicenses 5:14

Y os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que animéis a los pusilánimes, que ayudéis a los débiles, que seáis pacientes con todos ellos.

1 Timoteo 1:16

Pero recibí misericordia por esta razón, para que en mí, como el primero, Jesucristo desplegara su perfecta paciencia como ejemplo para los que habían de creer en él para la vida eterna.

2 Timoteo 4:2

Predicad la palabra; estad preparados a tiempo y fuera de tiempo; reprended, reprended y exhortad, con toda paciencia y enseñanza.

La fecundidad espiritual viene con la fidelidad y la paciencia

Lucas 8:15

En cuanto a los de la buena tierra, son los que, oyendo la palabra, la retienen con corazón honesto y bueno, y dan fruto con paciencia.

Romanos 2:7

A los que con paciencia en el bien obrar busquen la gloria, el honor y la inmortalidad, les dará la vida eterna.

Gálatas 6:9

Y no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no nos damos por vencidos.

Colosenses 1:10-11

Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo; llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a su fuerza gloriosa, para todo esfuerzo y paciencia con gozo.

Hebreos 6:10-12

Pues Dios no es injusto como para pasar por alto vuestro trabajo y el amor que habéis mostrado por su nombre al servir a los santos, como todavía hacéis. Y deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud por tener la plena certeza de la esperanza hasta el fin, para que no seáis perezosos, sino imitadores de los que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Hebreos 6:15

Y así Abraham, habiendo esperado pacientemente, obtuvo la promesa.

Esperando el regreso de Cristo

Mateo 24:42

Por tanto, manteneos despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Santiago 5:7-8

Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Mirad cómo espera el labrador el precioso fruto de la tierra, teniendo paciencia con él, hasta que recibe las lluvias tempranas y tardías. Tened también vosotros paciencia; afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca.

Apocalipsis 3:11

Pronto vendré. Mantén firme lo que tienes, para que nadie pueda apoderarse de tu corona.